El fin de la neutralidad en la Red: 2da parte

¿Por qué se volvió importante?

El debate cobró importancia con la discusión en el Congreso Norteamericano sobre la Communications Opportunity, Promotion and Enhancement Act de 2006 (COPE Act), que reformaría la existente Telecomunications Act de 1996 que regula el mercado de las telecomunicaciones en el país del norte.

Según explica Microsiervos, la COPE Act pretende, al menos sobre el papel, y entre otras cosas, abrir de nuevo el mercado e intentar conseguir que bajen los precios de las suscripciones a servicios de televisión por cable y banda ancha en los Estados Unidos.

Además, y acá viene lo interesante, en el debate parlamentario algunos políticos han intentado añadir a esta ley provisiones que eviten que los operadores de telecomunicaciones puedan discriminar cierto tráfico o a usuarios de sus redes en función de sus intereses y mantener de esta forma la neutralidad de la red. Y acá empezó todo.

En la práctica, todo esto significa que el no establecer en forma expresa el principio de la neutralidad de la red en la regulación legal podría permitirles a estos holdings discriminar y decidir qué tipo de paquetes tendrán prioridad en las comunicaciones en la red y cuales no. Y esto asusta con razón a los proveedores de contenidos. ¿Qué podría impedir por ejemplo que los telecos ofrecieran baja velocidad para las comunicaciones IP, como por ejemplo, Skype? Lo que es en absoluto una divagación considerando la conformación de los telecos como compañías de telecomunicaciones y telefonía, por ejemplo.

Uno podría pensar que todo esto es el futuro, y que desde la remota latinoamérica no deberíamos preocuparnos de estas peleas de perros grandes. Pero se hace complejo sostener esto como una potencialidad, como algo que podría pasar cuando ya hoy mismo tenemos ejemplos en que los telecos han tomado medidas ante algunos proveedores de contenidos. Cox Communications es uno de los ISPs más importantes de Estados Unidos en accesos de banda ancha con más de 6 millones de usuarios y como ellos mismos sostienen además de proveer de acceso a Internet tiene “extensos intereses en periódicos, estaciones de televisión y radio, sitios de Internet y subastas de automóviles a través del país”. Otro dato: las principales fuentes de ingreso de Cox son avisos clasificados en sus diarios, anuncios en sus redes y subastas. ¿Suena conocido?
Resultado obvio: los clientes de Cox no pueden acceder ni a Craiglist ni a Ebay, dos de sus mayores competidores en cuanto a subastas en Estados Unidos.

Hoy es una lucha que tiene principalmente dos frentes. Uno, a nivel de mega empresas de tecnología, donde se agrupan quienes pretenden la neutralidad y quienes pretenden una Internet totalmente desregulada. El otro nivel es quizás menos glamoroso, pero no menos relevante, porque al final todo esto se refiere a nosotros. Organizaciones de la sociedad civil se han comenzado a organizar en Estados Unidos para armar revuelo respecto de lo importante que es todo esto para los consumidores y generando conciencia de la importancia que tiene tener algo que decir en todo esto. Eso ha llevado a figuras como el músico Moby a grabar una serie de videos explicando en forma didáctica en qué consiste la neutralidad tecnológica y cuáles son los problemas de darles el control a los telecos.

Y el debate en ambos niveles tiene también repercusiones transversales. Así, por ejemplo, hace algunas semanas CNN publicó dos columnnas sobre la neutralidad de la Red, una a favor escrita por Craig Newmark (Craigslist) y otra en contra escrita pro Mike McCurry, consejero de telecomunicaciones en su empresa Public Strategies Washington Inc. y antiguo jefe de prensa de la adnministrtacion Clinton. Esto se explica porque muchos aún no toman parte en este interesantísimo y complejo debate, a pesar de saber qué es lo que está en juego.

Como de costumbre Marta Peirano grafica muy bien todo esto:

Las proveedoras viven de los contenidos y no al revés. Cuando McCurry habla del “gran paso” que tiene que dar la WWW se refiere al paso que dan las telecos hacia el negocio de contenidos, donde no les interesa competir con empresas ya establecidas ni con los generadores de contenidos independientes (esto es, nosotros) en un terreno neutral. ¿Donde deja eso a todas las incitiativas no comerciales, a los espacios de noticias independientes, a los recursos comunitarios? ¿Pueden competir las comunidades de software libre, las organizaciones sin animo de lucro o los servicios de asistencia gratuita con Microsoft o El Corte Ingles? ¿Puede competir indymedia con la CNN?

¿El futuro?

La guerra está declarada tanto a nivel legislativo como a nivel comunicacional y probablemente quien gane sea no quien tenga las mejores razones, sino quien tenga el dinero para pagar los suculentos lobbys que en estos momentos se están desarrollando en el Congreso norteamericano. Tanto Ebay como Google por su parte también son parte de esta gigantesca campaña mediática de concientización respecto de la neutralidad de la red, teniendo Google una posición bastante clara y agresiva al respecto:

Google confirmó a los reporteros que si los proveedores de banda ancha abusan su posición de mercado iniciarán acciones legales anti-monopolio.

Vint Cert: “si los legisladores insisten en la neutralidad, seremos felices. Sino… seremos menos felices pero tendremos que empezar a ver si hay abusos o no…”

Otro que intervino fue Tim Berners-Lee, uno de los padres de Internet, diciendo

Si pago para conectarme a Internet con una cierta calidad de servicio, y tú pagas para conectarte con esa o con una calidad de servicio superior, entonces podemos comunicarnos a ese nivel.

Eso es todo. Corresponde a los proveedores de acceso asegurarse de que todo funciona de tal modo que eso ocurre.

La Neutralidad de Internet no es pedir que sea gratis.

La Neutralidad de Internet no es decir que uno no debería pagar más dinero por un servicio de alta calidad. Siempre lo hemos hecho, y siempre lo haremos.

Como explica Ignacio Escolar, a estas alturas los planteamientos de Barners Lee están teniendo los mismos efectos que tuvieron en su momento los de Guillermo Marconi, creador de la radio. Luego del desastre del Titanic, donde se le atribuyó responsabilidad a los problemas de comunicaciones, Marconi declaró ante el Congreso y defendió un modelo de radio libre y democrática, sin más normas que las técnicas, abierta a todos. El resultado es conocido.

Muchos pueden perderse simplificando la discusión entre quienes quieren regular la red y quienes no quieren regular. Pero mírenlo de la siguiente forma: Internet se ha transformado en una de los inventos que más ha cambiado nuestros paradigmas comunicacionales desde la imprenta. Pero además ha cambiado paradigmas de negocios, y las empresas de telecomunicaciones se han percatado que muchas empresas han logrado éxito inusitado sólo a partir de Internet, y eso es algo que les parece injusto y quieren su tajada de beneficios. Su argumento parece muy simple, y como sucede en casi todo tipo de argumentos que se ven simples, son errados: la comunicación fluye a través de mis redes y me la están colapsando. Para defenderlos a ustedes, queridos consumidores, tenemos que hacer algo. Lo que pasa al fondo del estanque es que como señala Enrique Dans, Internet se transformó en algo tan grande que los telecos no quieren dejar de controlarlo. Y ese control, a la larga, no es un control de material, es un control de contenidos.

El debate que estamos presenciando no es un debate solamente respecto de modelos de negocios, de regulación de la red o de mega consorcios preocupados por los avances de sus nichos corporativos. Es decir, también lo es. Pero más que eso es una lucha por la libertad de expresión, por la forma en que queremos que Internet se siga desarrollando en el futuro. Algunos quieren que se desarrolle pidiéndoles permiso o pagándoles adicionalmente. Otros, creemos que el invento más revolucionario de la historia debe ser una plataforma para la libertad de expresión, y para todas las otras libertades ciudadanas en juego. Y eso no siempre significa libertades para las empresas.

Señores, las cartas estan sobre la mesa. Que cada uno tome la mejor decisión.

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